Vivir un sueño cuesta mucho,
pero cuesta mucho más no vivirlo.
Aqui&Ahora: Abriendo caminos.
Tres meses y doce días de viaje.
Parece apenas que ayer cerramos la puerta de casa y partimos en
busca de esta gran aventura, para descubrir que la aventura está en el día a
día.
Hemos recorrido ya mas de 13 mil kilómetros, cruzamos uno de los países mas
grandes del mundo de oeste a este, nos metimos al mar en el pacífico y en el
atlántico. Hemos conocido mucha gente linda y nos hemos reencontrado con viejos
amigos.
Los lugares que hemos visto algunos son espectaculares como La
Isla del Espíritu Santo, el Gran Cañón y Sedona, en otros la comida es
deliciosa como en Tijuana y en el estado de Luisiana, otros definitivamente se
quedan cortos comparados con nuestro querido México como cualquier playa que
hemos visitado hasta hoy de Florida.
En definitiva la experiencia no está en el lugar sino en lo que
aprendemos antes, durante y después de un lugar.
Hemos recibido palabras geniales de amigos y familia que han
seguido nuestro camino desde el inicio. También hemos conocido mucha gente
increíble en el camino que nos han dado tips y nos han echado porras en esta
odisea. Eso nos ha dado gasolina en el alma para seguir adelante. A todos
gracias desde el corazón.
Personas increíbles nos han abierto las puertas de sus casas:
Rodrigo y Deneb, Manuel, Jimena y Walter, Roger y Anita, Milly, Jenny, Max,
Alexis, Carlos y Mathew, Danny, Doña Sofía, Enano y Nate, John, Ginny y Marty, Vicky, Tania y
Luis. Sin duda compartir con todos ellos ha sido la mejor parte del viaje y de una u otra forma nos hemos sentido como
en casa y tanto a Aris como a mi nos ha costado mucho decir adiós. Sin embargo
el camino sigue y sabemos que nos volveremos
a encontrar.
El viaje ha sido increíble pero agotador. Aprender a soltar y a
dejar atrás cosas que no necesitamos, confiar en que todo se arregla siendo responsables
de nuestro actuar y darnos cuenta que los sueños cuestan pero cuesta mas no
vivirlos, lo hemos aprendido de forma no muy grata. Y por grato no me refiero a que ha sido malo, simplemente topes y baches en el camino.
Todo lo mágico y lindo de las fotografías que publicamos tiene un
lado B. Ha sido agotador viajar, pasar horas sentados en una moto bajo el
calor, no saber a donde vamos a llegar, no saber que vamos a comer, tener que
tomar decisiones que afectan nuestro “itinerario perfecto”, pagar gastos que no
contemplábamos, discutir por estupideces entre nosotros y tirar de vez en
cuando unas lágrimas de incertidumbre y rabia han sido los grandes regalos de
este viaje.
Si me preguntan si vale la pena viajar, la respuesta es SI.
Sencillo no es, realmente es un mega pedo hacerlo. Bien dicen que hay que hacer
planes para que Dios se ría de ellos y se encargue de cambiarlos. No tengo duda
que la vida nos va poniendo las pruebas que debemos enfrentar para aprender
aquello que nos hace falta para crecer.
No, no somos únicos, en si vivir es un desmadre y hay miles de
personas viajando y no solo de forma literal sino viviendo cada quien a su
forma. Cada día es un viaje y una aventura que vale la pena explorar y vivir al
máximo. Y con esto no me refiero a tener una sonrisa de oreja a oreja las 16
horas que estamos despiertos e irnos a la cama con la mente tranquila. No.
Hemos vivido días que no son para contar como la parte linda del viaje.
Cuando estuvimos en Nueva Orleans discutimos por un tema que de
haberlo hablado en su momento nos habría dado un rato “mas” lindo en la ciudad.
Sin embargo lo que aprendimos fue a pedirnos uno al otro y a entender como
reaccionamos en situaciones que jamás habíamos vivido. No digo que no disfruté
Nueva Orleans, pero disfrute mas la madrugada cuando Aris y yo discutimos y
arreglamos el problema de hacía 12 horas atrás.
La vida abre y cierra puertas, abre aquellas por las cuales hay un
camino sobre el cual aprender y aprehender y cierra aquellas por las que no es
momento de transitar. Ahí es donde hemos vivido el gran reto de vivir. Hemos
hecho corajes, hemos mentado madres, nos hemos tragado el orgullo. En nuestros
planes estaba llegar a Colombia en Julio y hoy 17 de agosto, estamos esperando
en el aeropuerto de Miami para salir.
Después de infinidad de trámites absurdos y gastos no considerados
para el envío de la moto, pero del cual muchas personas que sin “tener que” nos
han brindado su apoyo para seguir y continuar el viaje. Es ahí donde viene lo
bueno, cuando sonreímos, cuando damos las gracias, cuando la gente nos pregunta
que es lo que estamos haciendo y nos dan su aliento, cuando descubrimos un
lugar y nos deja con la boca abierta, cuando comemos algo nuevo y es delicioso.
Aquí estamos, con ganas de seguir y con ganas de volver al mismo
tiempo. Haciendo planes a futuro, viendo alternativas y tomando las cosas con
calma. Y cuando digo con calma es que previo ya hubo algo que nos movió para
enfilarnos de nuevo en el camino. Son los ciclos naturales: después de la
tormenta viene la calma.
Viene una nueva etapa: Sudamérica. No sabemos que sigue, pero de
lo que si estamos seguros es que estamos en el camino y estamos bien, juntos,
contentos y con todas ganas de seguir.
Como dice Saavedra: “de eso se trata”
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