lunes, 24 de agosto de 2015

De trámites y otros demonios...y algunos ángeles también.

"No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad"
GGM. 
Del amor y otros demonios


Nuestra estancia en Florida fue genial pero sobre todo especial. 

La iniciamos en Jacksonville visitando a John. El fue amigo del abuelo de Aris y llegamos con el a cumplir con la eterna invitación que le hizo por años. John es un tipazo, un gran viajero y apasionado del deporte. Fue perfecto, dormimos increíble en una cama deliciosa, comimos super rico y conocimos a Ginny (gran aficionada de las ardillas) y a Marty (gran aficionado a las motos) y ambos grandes aficionados a navegar. 

De ahí nos fuimos a Orlando en donde tuvimos la oportunidad de reencontrarnos con mi profe musical Boggie. Sabemos que en el fondo ama a Mickey Mouse y su sueño es tener fotos con todos los personajes de Disney. Tuvimos un rato muy divertido en Magic Kindom, la verdad se lució con su atención y gran sentido del humor...ácido. Por cierto si van a Orlando en Navidad, no se lo pierdan cantando en el coro oficial!!! Felicidades profe...

El viaje a Orlando a Miami, no fue nada placentero. El cuerpo empezó a pasar factura después de un mes imparable de viaje y el agotamiento me afectó un poco durante el viaje que resolvimos con un par de paradas en carretera y un red bull. 

En Miami nos reunimos con Victor quien había prometido que nos reuniríamos en algún punto del viaje y así fue. Su recibimiento fue inmejorable, ya había rentado un auto y sus palabras fueron: ahora si descansen de la moto y relájense. Dejamos a Kotowa en un estacionamiento y de inmediato nos fuimos a conquistar Miami Beach. Sin mas plan que el pasar un buen rato y ponernos al tanto llegamos. 

Victor tenía unas cuantas semanas de haberse casado así que tuvimos suficiente tiempo de que nos contara los pormenores de la mini boda que tuvieron con Gris y hablar lo que había sido nuestra aventura hasta el momento. Claro hablamos de eso y más. Se nos hizo fácil buscar hotel hasta las tres de la mañana ¿por qué no?.

Después de un par de días en Miami nos aventuramos hasta Key West. Para nosotros fue espectacular llegar hasta el otro lado de EUA y poder estar en la última tierra. Dicen que de ahí en días despejados incluso se puede ver Cuba. 

La despedida fue un poco triste pues sabemos que pasará un buen tiempo para volvernos a reunir aunque ya tenemos un plan bastante bueno para el próximo año. 

Miami no dejó de sorprendernos. Resulta que dos buenos amigos de ambos se casaron y estaban viviendo ahí. Se lucieron Tan y Luis al recibirnos en su hogar y compartir con nosotros su felicidad y sus planes. 

La verdad no pudo ser mejor pues justo esos días iniciamos con los trámites para irnos a Colombia. Y la ayuda de ambos nos cayó como agua fresca. Eso si, no dejamos de disfrutar y tomar vino y cerveza y algunas de las charlas fueron de muchas muchas horas.

También tuvimos un reencuentro increíble con Adriana e Inés con quienes, aunque un poco apresurado, desayunamos y conversamos rico para ponernos al día después de tres años de no vernos. Es rico saber que se siente aún el cariño de esa familia que formamos en 2012. 

Ahora si, los trámites...enviar la moto fue mas complejo de lo que creíamos. No lo hubiéramos logrado sin la ayuda de Edwin, un gran amigo de Colombia quien a pesar de estar a días de ser papá por segunda ocasión no dejó de apoyarnos ni un momento. De Marcela de Avianca quien también estuvo muy al pendiente y nos apoyó con contactos en Miami para realizar todos los trámites. De Oscar, Felipe y Jairo quienes armaron un crate impecable para que Kotowa viajara bien cuidada y de toda la gente de Avianca que nos apoyó de forma increíble. 

Nos demoramos un poco mas de lo que creíamos pues al final nos faltó un documento de la aduana de EUA, no tiene ciencia que te lo den pero sus reglas dicen que tardan 24 horas hábiles así que disfrutamos de Miami un par de días mas los cuales disfrutamos muchísimo con Luis y Tan y además nos llevaron a cumplir el sueño de hacer paddle board, lo cual es muy divertido. Ya nos vimos haciendo esto muchas veces. Son una pareja genial y sabemos que les irá de maravilla en esta nueva etapa que comienzan juntos. 

Por recomendaciones diversas, concluimos que es mucho mejor viajar con la moto, así que haciendo cuentas, decidimos enviar la moto por avión. Si, nos salió mucho mas caro de lo planeado pero ese tiempo lo ganamos en días de hospedaje. El vuelo solo sale los jueves y sábados. Así que por el mentado papel de la aduana perdimos el vuelo del sábado y se fue hasta el jueves siguiente. 

Nosotros llegamos a Barranquilla el Lunes por la tarde. Bienvenidos al caos vial...hoy me disculpo con los californianos por haber criticado su furia al volante. Aquí si es un desastre: coches, motos, mini coches, camiones, peatones, todos cruzan, pitan ya se avientan al mismo tiempo. 

Barranquilla no está cerca de ser una ciudad linda, a nuestras primeras impresiones está demasiado sucia por la basura de las calles y algunas zonas bastante descuidadas. Aún así disfrutamos caminar un poco por la ciudad y conocer el Museo del Caribe. 

Ah, se me olvidaba. Frente al hostal había una escuela primaria que mas bien parecía aviaría. De verdad, desde las 7 hasta las 5 los chiquillos no dejaban de gritar, incluso nos dijeron que ya había quejas de los vecinos por esta institución y sus "métodos educativos". 

El jueves muy contentos fuimos al aeropuerto de carga, según nosotros ese día salíamos ya en moto, pero ooh sorpresa, resulta que el vuelo se retrasó y llegaría hasta en la noche. Lo bueno es que nos enteramos de los trámites (los primeros). Ir a pagar a un banco el costo de la liberación documentos. Ahi viene el primer problema. Por ser extranjeros no sabían que datos poner en la ficha así que nos llevamos un par de horas en el banco. 

Al día siguiente, de nuevo con la emoción al tope para poder liberar la moto, llegamos al aeropuerto. Estando en la fila, recibí un mensaje de Lulú, nuestra madrina mágica, preguntando cómo íbamos. Le dije que por favor prendiera unas velas para que el trámite fuera rápido y me respondió: te mando a los ángeles aduaneros. 

A que voy con esto. Frente a mi estaba un señor y cuando volteó su chaleco decía: Agencia de Aduanas, así que le pregunté si el conocía el trámite. Faltaba más, de inmediato se tomó el papel muy en serio y nos brindó todo su apoyo. Por no ser un trámite muy común, nadie sabía a ciencia cierta que hacer. Unos decían que era directa la liberación, otros que había que importarla y otros mejor no opinaban para no tener culpa. 

Bien, Pedro, nuestro ángel se la rifó en toda la extensión de la palabra. Investigó cual era el trámite y nos fuimos a la DIAN y ahí conocimos a Carlos quien ya tenía todo resuelto. Resulta que existe un documento llamado: formato de exensión de importación temporal para vehículos de turistas.  Bendito documento, fue la mejor noticia de la semana. Eso si la espera fue larga, siete horas en la DIAN esperando a que llenaran los papeles y sobre todo recabaran la firma del papi... sí, el papi es el mero mero y como todos los viernes los trabajadores de la DIAN tienen un evento de integración por la tarde pues tuvieron que ir a buscarlo para la firma, la cual amablemente nos dio y siendo las 6 pm nos entregaron la documentación para liberar. 

Como ya no era hora de liberar en Avianca, nos quedamos otra noche para el sábado ir por Kotowa y así fue. Nos la entregaron realmente rápido. Ya Pedro había coordinado con dos personas que abrieran el crate, así que listo. Fue todo un espectáculo para todos ahí, ver como abrían la caja, como sacamos la moto, conectar la batería, cargar el equipaje que traíamos ahí suelto. Fue divertido pues se tomaban fotos arriba de la moto y fotos con nosotros, teníamos a toda la comitiva ahí alrededor. 

¿Listo? No. Resulta que nos faltaba el SOAT, que es un seguro obligatorio para vehículos en Colombia y para las motos es mas que indispensable. Así que nuevamente Pedro se movió e investigó pero como era Sábado imposible obtenerlo ese mismo día. Ni modo, a esperar al lunes. 

Hoy nos levantamos temprano, preparamos el equipaje y fuimos a la oficina que nos habían dicho. Sorpresa!!! Ahí no vendían ese tipo de seguro. Nos dijeron de otro lugar que afortunadamente no estaba lejos, caminamos y efectivamente lo teníamos. Nos dieron el número 63, esperamos unos 20 min y justo cuando nos llamaron, entró Pedro por la puerta de la oficina. 

Listos con seguro en mano, documentos, equipaje montado y toda la actitud. Nuestro amigo Pedro nos encaminó a la carretera que nos traería, no sin antes pasar a desayunar: arepa de huevo, arepa de maíz dulce acompañado de un vaso helado de corozo. 

Ahora sí a seguir el camino a Cartagena!!



Nota al pie: ¿Me creen si les digo que los ángeles existen? gracias a todos ellos que nos acompañan y nos cruzamos en el camino de esta aventura. 

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