viernes, 17 de junio de 2016

Viajar es increíble en el aquí&ahora

La vida está en esos momentos
que eres tan pequeño y grande a la vez.


Después de tres meses de estar de vuelta en casa en los que han pasado infinidad de cosas complejas en nuestro "proceso de readaptación", finalmente llegó la Kotowa a Houston.

¿Por qué a Houston?

Nuestra flamante aduana mexicana que si bien ha evolucionado de forma "positiva" en los últimos años aún tiene algunos procesos un poco absurdos y había que pagar de nuevo impuestos, IVA y gastos de importación. Así que lo mas fácil fue enviarla al vecino del norte e ir por ella. Además de que conseguimos un contenedor junto con otras motos gringas y una camioneta canadiense.

Después de una ardua semana de trabajo y capacitación en el Distrito Federal, en donde tuve la oportunidad de reunirme y hospedarme con Isabel a quien no veía desde que estuvimos en Mendoza y con Regio y Pau quienes también fueron excelentes anfitriones.

Salí a las 4:30 al aeropuerto a bordo de un Uber que compartí con Flora, una amiga guatemalteca que conocí en la capacitación del fin de semana. Medio atarantado nuestro conductor tuve que guiarlo para que pudiera dar con los accesos al aeropuerto. Finalmente ambos llegamos bien y a tiempo.

En la revisión del equipaje de mano me quitaron mi loción ya que no me percaté que era de 125 ml y solo se permiten 100 ml. Aún no entiendo como es que alguien llegó a la brillante conclusión de que 25 ml hacen toda la diferencia en los esquemas de seguridad aérea internacional. En fin, la di por perdida y al poco tiempo abordé el avión.

Houston me recibió con un calor abrasivo y húmedo. Bajé del taxi que me llevó al almacén donde recogería a Kotowa y no habían pasado ni 30 segundos y ya estaba completamente empapado en sudor. En proporción es mas económico viajar de DF a Houston que viajar unos cuantos kilómetros en taxi dentro de la ciudad de Houston, casi 80 USD que además te obligan a dar una propina absurda.

Llegué por Kotowa y ahh que alegría verla ahí esperándome en el almacén, un poquito empolvada y sucia pero completa y bien. Lo mejor, que prendió a la primera y el motor se escuchaba al 100.

Empecé a alistar el equipaje y vaya que había perdido práctica pues me tardé un buen rato además de que en el ínter estuve conversando con Nico Larrea, un peruano que tiene mas de 30 años viviendo en EUA y quien es dueño del almacén donde fue recibida nuestra moto. Después de algunas anécdotas de viaje e historias del Perú. Emprendí la salida y en la esquina me di cuenta que las llantas estaban bajas de presión. De cualquier forma había que ir por gasolina pues no llegaría muy lejos con lo que tenía.

Llené el tanque y me acerqué a la máquina de aire. Como costaba y no traía cambio saqué el compresor que llevamos e inflé la delantera pero se apagó y no volvió a prender. Así que tuve que recurrir a conseguir cambio.

En ese instante se acercó un chavo que venía en una de esas camionetas gigantes que para subir se necesita casi una escalera (no pude tomarle foto). Me preguntó un poco sobre el viaje y conversamos un rato. Le pedí cambio y me dijo que no tenía pero me preguntó si traía dinero y le respondí que si, nos despedimos y el se alejó a su gigante camioneta.

Al poco rato ya estaba en la camioneta parado detrás de la moto para salir de la estación. Me grita y me pide que me acerque a la ventanilla, tuve que dar la vuelta hacia el lado del conductor pues del otro lado se asomaba un perro. Me acerqué y sacó la mano por la ventanilla diciendo: quiero ayudarte. Me quedé mudo cuando me acercó un billete de 20 dólares y me dice, es para la gasolina de regreso a casa. No tuve ni tiempo de reaccionar y me quedé atónito ante esa situación.

Le agradecí y acepté el billete. Se fue despidiendo con su mano por la ventana y creo que fueron alguno segundos en que yo me quedé parado ahí en la plancha de concreto asimilando lo que había sucedido.

¿Hay gente buena en el mundo? Si, sin duda estos pequeños y sorprendentes momentos son lo que hacen que viajar sea realmente INCREÍBLE...#aquiyahora

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