jueves, 5 de mayo de 2016

A esta hora estábamos llegando a Guadalajara

"¡Es que va a ser difícil 
que volvamos hacer como antes del viaje, 
esto es un viaje de ida y
aunque no nos movamos 
nuestra cabeza trabaja distinto!"
Hernán Denk

A esta hora estábamos llegando a Guadalajara, muy acalorados después de las 3 horas de viaje en carretera y un poco de tráfico ciudad, paramos a comprar nuestro nuestros intercomunicadores que unos meses después quedarían arruinados en una tormenta en Nuevo México. 
Así fue el comienzo, todos los nervios, las despedidas, la incertidumbre, la emoción. Sabíamos que queríamos llegar lejos pero no sabíamos todo lo que el camino nos tenía preparado. 
Bautizamos la aventura como Aqui&Ahora: Abriendo Caminos pero no sabíamos que sería el mas grande reto aprender a vivir de esa manera. 
Salimos acelerados, como si la meta fuera llegar y no disfrutar el camino. Pero el camino y la ruta son sabios y nos lo mostraron conforme fuimos recorriendo los kilómetros. 
Gastábamos mucho al principio y tuvimos que aprender a usar nuestros recursos de forma inteligente para que nos alcanzara para todo el año. No sabíamos realmente lo que implicaba tener una cuenta con dinero pero proyectar los gastos a muchos meses hacia adelante y mas sin saber a ciencia cierta lo que costaba la gasolina, hospedaje, alimentos, visitas, etc. 
Aprendimos a pedir ayuda; a pedir hospedaje, a dormir en el campo, en el suelo, bajo una mesa de billar, en un mini sillón los dos; a cocinar en una hornilla de gas y comprar en los mercados y supermercados por raciones pequeñas; a pasar frío y sudar como nunca, a manejar mojados, secos, helados, acalorados, cansados; a no bañarnos o a darnos baños de avioncito; a hacer amigos en el camino y que hoy son los mejores; a tomar decisiones para seguir pero también aceptar que a veces el camino no deja seguir y está bien. 
Muchos nos han preguntado ¿cómo les fue? y respondemos ¿cómo te fue a ti el último año? Haciendo un recuento del viaje nos fue realmente bien, tuvimos un accidente que nos mostró que el camino lleva su ritmo y las caídas son parte de la vida para poder levantarse y seguir. Pero estamos vivos y eso es una bendición pues muchos hermanos moteros se nos adelantaron en el camino viviendo su propia aventura. 
No tuvimos ningún problema con aduanas o autoridades, mas allá de los trámites normales de entrar a un país. No dimos ninguna mordida y solo nos pidieron una que al final pudimos resolver sin caer en esa práctica. No nos robaron nada aunque si perdimos varias cosas. 
Dejamos muchas cosas del equipaje y nos hicimos de otras aprendiendo a viajar ligeros y con lo estrictamente necesario. 
Vimos lugares mágicos, dormimos en sitios extraños, comimos lo que jamás habíamos probado, bebimos mucha cerveza y vino, hablamos, lloramos, nos reímos, danzamos, filosofamos, dijimos estupideces, nos peleamos, nos reconciliamos y nos amamos en cada sin irnos a dormir si había algo pendiente. 
Aprendimos a extrañar, no solo a la familia y amigos, sino a cada persona que nos cruzamos en el camino y con quien compartimos. 
Aprendimos el valor que tiene una calca o un parche en la chamarra, una bandera. El valor tan trascendente que tiene el saludo motero. La honorabilidad de los motoclubes, las redes de apoyo en especial Riders Internacional que hoy es un sueño en México pero sobre todo la hermandad que existe como soporte entre aquellos que montamos en dos ruedas. 
Aprendimos a manejar en pareja y en equipo para tener mayor estabilidad de la moto, a rezar en silencio para cruzar los vientos y los ripios interminables, a confiar en nuestra intuición y a darnos ánimos cuando ya las pilas estaban dando las últimas y a cantar a todo pulmón cada quien por su lado
Descubrimos que vale la pena viajar. Antes de salir nuestro amigo Rodrigo de Plan Pingüino nos dijo: "se van a sorprender de la cantidad de gente buena que hay en el mundo". Esa frase dice y significa más que cualquiera que hayamos escuchado alguna vez. 
Sin querer inspiramos a muchos que nos siguieron, pero también fuimos inspirados por cada uno de ustedes. Con muchos nos conocemos, con muchos no pero estamos unidos. 
Hoy tenemos la consigna de regresar al mundo todo lo que nos dio en estos meses, de compartir las aventuras pero mas allá de sembrar esas ganas de seguir adelante cuando tienes un sueño. Fácil no fue y no nos referimos al camino o a estar montados horas en la Kotowa. Sí, fue un reto físico pero fue mas mental y espiritual, muchas veces estuvimos a punto de autosabotearnos, de pegar la vuelta, de parar. Pero también nos dimos todo el ánimo y nos acompañamos en el camino, seguimos hasta donde para nosotros era necesario y llegó nuestro momento de volver. 
¿Lo volveremos a hacer? 
Ningún viaje será igual. Si nos aventuraremos de nuevo pero el camino será distinto, la gente será otra, la experiencia será nueva y la ruta tendrá nuevos retos para nosotros. 
¿Vale la pena? Sí, sin duda aprender a vivir en el ‪#‎aquiyahora‬ fue el mayor reto de todos y seguimos aprendiendo. 
Hoy estamos de vuelta en el hogar, pero nunca nos fuimos si al final el hogar siempre estuvo con nosotros y el calor se lo dieron todos aquellos con quienes compartimos. 
Fue un viaje inolvidable pero no será el único, no puede ser el único. Esta vida es un viaje y vale la pena disfrutar cada momento del camino. Al final de cuentas si de algo podemos estar seguros es que si tiene final pero jamás sabremos cuando...
"¡Es que va a ser difícil que volvamos hacer como antes del viaje, esto es un viaje de ida y aunque no nos movamos nuestra cabeza trabaja distinto!"  Nos lo dijo nuestro hermano Hernán Denk

Nuestra primera foto del viaje...antes de partir.



Nota al pie: ya viene la Kotowa, pronto iremos por ella y será una pequeña aventura más para traerla a casa.